PERIODISMO

CIUDAD VALLES Y LA HUASTECA
Julián Díaz Hernández

Jerónimo Gutiérrez Valencia vive inmerso en los diseños detrás de su moderna máquina, como lo ha hecho desde finales de los noventas, cuando cruzó el umbral en la desaparecida imprenta Oficentro, en lo que ahora es la casa de empeño Monte de Piedad, en la céntrica esquina de Hidalgo y Galeana, en Ciudad Valles.

   Comenzó a desarrollar su creatividad con los trazos en la computadora, usando las fuentes tipográficas digitales, los retoques, y por supuesto: Las fotografías. Fue precisamente éste mundo de la imagen, el que lo convirtió –casi sin querer- en el autor de un espontáneo museo, que inició pequeño, y ahora ocupa varias repisas en la recepción de su propio negocio sobre la céntrica calle Escontría. 

COMPRAS Y DONACIONES

Llegó al centro en 2010 -tras haber iniciado un año antes por cuenta propia en su casa- un amigo lo invitó a abrir el local, compartiendo gastos, y desde 2013 se estableció solo, y definitivamente en ese inmueble cercano a la esquina con Vicente Guerrero. Ahí hay cámaras de video y de fotos que fueron la sensación en el mercado muchísimo antes de que él naciera, pues algunas casi cumplen un siglo de fabricación.

   Así por ejemplo, sorprende una Kodak Brownie, de 1929; y una Brownie especial, de 1938. Además de una Zenit E, de 1952; una Kodak Brownie Star Flex, de 1957; una Tower ZOB, de 1959; una Kodak Instamatic, de 1965; una Kodak Electric, de 1966; una Polaroid Auto 330, de 1969; una Olympus Pen EE 3, de 1973; una Pentax K 1000, de 1976; una Instamatic 77X, de 1997; y una Minolta X 700, de 1981.

   - ¿De qué manera comenzó la colección de cámaras? 

   “Pudiera decirse que por curiosidad acerca de cómo funcionaban, pues en una ocasión me prestaron una y tomé unas fotos, pero me salieron todas oscuras y no sabía por qué, pues yo pensaba que siendo una cámara profesional, tenía que salir bien solo por eso”.

   La primera cámara que le dieron fue una Pentax K1000; el resto han sido –en su mayoría- donadas por amigos fotógrafos de antaño, aunque también ha comprado algunas: “La más barata si mal no recuerdo fue a 20 pesos, una Pentax Auto 110, la compré en un bazar de cosas usadas; y la más cara una Olympus PEN F, en 1,500, que, según lo que me dijo el dueño, fue un regalo del exgobernador Fernando Toranzo”.

   En ese espontáneo museo creciente, Jerónimo Gutiérrez tiene su favorita, “sí, una de cine que me regaló mi mamá, una Hollyday II”, y las hay aquellas que todavía funcionan, “de hecho algunas las utilizo de vez en cuando para practicar a modo de la vieja escuela”.

   - ¿Seguirá creciendo tu museo? 

   “Espero que sí, trato de buscar (cámaras), o a veces me ofrecen, al ver que tengo la colección”.

UNA COLECCIÓN ADMIRADA

Entre tanto, su colección continúa admirando a quienes acuden a su establecimiento a solicitar algún servicio relacionado con la impresión y diseño de fotografías, “y varios al verla me regalan alguna cámara que tienen por ahí y que no utilizan, o ya no están para recibir servicio pues se escasea el material”. Las nuevas generaciones suelen ser las más sorprendidas, pues no conocen de esos antiguos modelos.

   “Algunos otros fotógrafos de nueva escuela no comprenden o no conocían como se manejaba una cámara de este tipo; los más veteranos me platican de cómo trabajaban en su época, y lo complicado que era pasar mucho tiempo casi en total oscuridad para poder hacer lo que es una fotografía”, comenta divertido.

 

LO MÁS RECIENTE

Contador de visitas

© 2009-2024 by GPIUTMD