PERIODISMO

CIUDAD VALLES Y LA HUASTECA
Julián Díaz Hernández

CRÓNICA

La fecha del juego San Luis-América llegó, pero en desalentadoras circunstancias.

Texto y fotos: JULIÁN DÍAZ HERNÁNDEZ.

Los nubarrones tiñeron de oscuridad el cielo azul de San Luis Potosí, igual de borrascoso que el panorama deportivo de un estado que esperaba con ansia el 29 de octubre de 2019, ese martes que en lugar de ofrecer el gran juego de la temporada, terminó por mostrar un inesperado veto, tras la gresca del anterior encuentro de local ante el Querétaro.  

   Dos horas antes del partido Atlético San Luis-América, los únicos puntuales al estadio “Alfonso Lastras Ramírez” fueron los elementos de la Dirección de Seguridad Pública del Estado (DSPE): No había aficionados, sabedores de que el anhelado partido de la jornada  16 sería a puerta cerrada.

   En la puerta 5, los jóvenes –hombres y mujeres- de la Academia de Seguridad Pública del Estado (ASPE) tomaban posiciones por aquello de que los aficionados arribaran con la intención de querer entrar. La soledad del inmueble, sin embargo, les dio para relajarse mucho rato.

   Por eso, de los pocos potosinos contentos con ese peculiar entorno futbolístico fue don Roberto Ruiz, quien con sus nieves en cono y en vaso –de a 10 y de a 15 pesos- hizo la gran venta: “El juego pasado apenas saqué 30, ahorita ya llevo 300” reveló, mientras atendía al joven que pidió una de chocolate para su compañera Elena.

   Enfrente, Javier Olguín era el otro lado de la moneda, pues aunque algunos policías estatales bajaron de sus motocicletas para probarse algunas prendas del San Luis y del América, la venta no auguraba demasiada prosperidad, con todo y que –al igual que don Roberto- sería el único vendedor.

   El joven Murrieta empezaba sus transmisiones para la empresa de televisión TUDN. La introducción que aludía a la violencia de la porra del San Luis el juego local anterior sería de inmediato desaprobada por Javier, quien aseguró: “Puro amarillismo, nos hacen quedar mal; los de aquí no empezaron, fueron los del Querétaro”.

   A su vez, junto con policías estatales y cadetes de la ASPE, los camarógrafos de la cadena estadounidense Fox Sports también se preparaban para la cobertura; aunque la transmisión oficial fue por su coterránea ESPN 2. La acreditación de la prensa comenzó a las 5 de la tarde.

   “No más violencia, queremos futbol, queremos puertas abiertas para los aficionados”, exhortaba Marco Antonio Hernández “El Tyson”, al frente de la única porra que se hizo presente en la explanada del estadio, y que se regocijó con el arribo del América, en un discreto autobús de la empresa turística “Ttur”; al menos pudieron saludar a lo lejos.

   Se acercaba la hora; 6 de la tarde con 27 minutos: En el previo del partido, Francisco Guillermo Ochoa aceleraba el calentamiento, ante la mirada de Óscar Jiménez, quien pensativo observaba, tal vez anhelando cuando llegaría el momento de volver a tener la oportunidad en el marco de “las águilas”.

   El resto del equipo americanista que comenzaría hacía lo propio: Bruno Valdez, Víctor Aguilera, Paul Aguilar, Guido Rodríguez, Andrés Ibargüen, Francisco Córdova, Antonio López, Alex Ibarra, Roger Martínez, y Henry Martín. Conforme caía la noche, el ambiente se volvía más frío, no solo por el clima, sino por la evidente ausencia de aficionados.

   El árbitro Yair Miranda, con sus asistentes Juan Carlos Salinas Salinas y Jorge Antonio Sánchez Espinoza, también salió al calentamiento, entre los jugadores iniciales del San Luis: Carlos Rodríguez, Matías Catalán, Pedro Álvarez, Luis Reyes, Unai Bilbao, Carlos Gutiérrez, Jorge Sánchez, Camilo Mayada, Óscar Macías, Ian González, y Nicolás Ibáñez. 

   La chica del consorcio de medios ESPN realizaba sus tareas previas, al comienzo del encuentro; finalmente sería su empresa televisiva la única por la cual los aficionados podrían seguir el desarrollo del partido, decretado a puerta cerrada por la Federación Mexicana de Futbol (FMF).

   Y comenzó el esperado juego, a las 7 de la noche con 1 minuto: El América de inmediato intentó imponer condiciones, con Henry Martin haciendo de las suyas por todos los sectores de la ofensiva: Izquierda, centro, derecha. Los defensas del Atlético San Luis ya no sabían cómo frenarlo.

   Roger Martínez realizó lo propio igualmente en la zona de la delantera americanista; y los embates cargados de peligro se daban de forma repetida en los primeros minutos del juego. La habilidad del colombiano de 25 años hacía que la zaga potosina tuviera que multiplicarse.

   Apenas a los dos minutos de comenzado el encuentro, el primer susto para Felipe Rodríguez, portero de Atlético San Luis: Un disparo que buscaba anidarse en la red; al final el balón rebotó en el poste y se fue hacia el exterior. De cualquier modo el arquero nos regaló su vuelo para la fotografía.

   Francisco Córdova tuvo una oportunidad más en la alineación americanista y no la desaprovechó. El joven de 22 años -quien debutara en Primera División con el Necaxa, equipo de su estado natal, Aguascalientes- también representó un desequilibrio constante para la parte baja del Atlético.

   La situación se fue nivelando en la cancha, los jugadores se apoderaron del medio terreno y el juego se volvió disputado. Había que hacerse sentir de cualquier forma posible, así fuera sacando los brazos para incomodar el avance rival; Matías Catalán y Roger Martínez protagonizaron grandes duelos.

   El control de balón desempeñado por Henry Martin y su ubicuidad en el terreno de juego hacía trabajar al doble a los defensores potosinos. El mexicano de 26 años fue de los americanistas que más corrió y al mismo tiempo de los que más sintió el rigor de la férrea marcación.

   Por algunos momentos el balón también terminó disputándose a ras de pasto- hasta dejando la marca en el húmedo verdor- porque ninguno de los dos equipos concedía ninguna tregua. Los jugadores del Atlético San Luis no se dejaban intimidar y endurecían la pierna. 

   Una patadita por aquí y otra patadita por allá: El caso es que los americanistas tomaron su propia revancha y tampoco se quedaron atrás en el proceso de presión al adversario. El marcador se mantenía sin abrirse y ambas escuadras buscaban la ventaja a cualquier precio.

   Se peleaba el balón a como diera lugar y sin importar la superioridad numérica; en ocasiones el americanista Sebastián Córdova quedaba inmerso entre dos contrincantes y sacaba la imaginación para salir avante; conservar la posesión era importante en esos momentos tan parejos. 

   La marca sobre Henry Martin resultó siempre cercana, a veces excesivamente pegajosa; lo importante era no dejarlo hacer mucho. Los potosinos sabían de la peligrosidad del delantero contrario y buscaban hacer sentir su presencia, incomodarlo y restarle desempeño.

   Los locales mantenían el marcador en cero y el manejo del balón de repente tenía que ser utilizando todos los recursos y la flexibilidad posibles: Con la rodilla, con el talón y a veces con el puro tobillo; lo elemental era no ceder oportunidades al adversario, considerando su letalidad. 

    Minuto 15: Otro sobresalto para el guardameta local Rodríguez; el América seguía tocando la puerta rival con todas las herramientas posibles, pero el gol se le continuaba negando. Los visitantes insistían en imponer su jerarquía de ser los máximos poseedores de títulos en la historia. 

   El encuentro seguía trabado: Nicolás Ibáñez se descaraba sujetando a Roger Martínez ante la vista del árbitro Yair Miranda, quien –sin embargo- dejaba correr la jugada. Por si acaso, también el conjunto amarillo buscaba mantener a los potosinos a raya, y de cuando en cuando usaba discretamente los brazos.

      Y de repente, tras una discutida falta de los visitantes, un cobro sorpresivo del San Luis y Nicolás Ibáñez se escabulló por la banda derecha para fusilar a Guillermo Ochoa. Era el aparente 1-0 al minuto 17 de ese primer tiempo. Los aplausos desde la banca local hacían eco en el interior del inmueble casi vacío.

   En tanto que los del Atlético festejaban emocionados, el americanista Guido Rodríguez reclamaba al silbante Erick Yair Miranda Galindo, la existencia de un supuesto fuera de juego. Por momentos la confusión reinó en el campo y dio paso al suspenso y a la expectativa.

   El portero “águila” Francisco Guillermo Ochoa se sumó a las protestas al juez central, y luego pidieron al asistente que reconsiderara la marcación: Insistían que al momento de filtrar el pase al delantero potosino, éste se encontraba ya en una posición ventajosa e ilegal.  

   Transcurrían lo segundos y las inconformidades hacia el árbitro continuaban, pero éste ya era alertado por el sistema de intercomunicación de que sería necesario consultar el Video Assistant Referee (VAR) para tomar una decisión. Comenzó un compás de espera que le agregó emoción al juego.

   Mientras el cuerpo técnico de Atlético San Luis (encabezado por el interino Luis García) era –esta vez- quien reclamaba al otro árbitro asistente el hecho de reconsiderar la marcación, Yair Miranda consultaba empeñoso el VAR durante unos instantes, prorrogando la determinación.

   Y al final, vuelta para atrás: No contaba el gol que al San Luis le había llegado cuando menos lo esperaba, pero como un gran aliciente; las grabaciones mostraron que –efectivamente- hubo fuera de juego y el encuentro continuaba empatado a cero goles. Era ya el minuto 19.

   Mientras en la cancha se mantenía la falta de anotaciones, en las gradas también era evidente la ausencia de aficionados, ante el veto que obligó a la puerta cerrada. Nueve días atrás, a cinco minutos de finalizar el compromiso de la fecha catorce, ese mismo escenario había sido –literalmente- un campo de batalla.

   Con el encuentro sin tantos, había que ir otra vez en pos de abrir el marcador a como diera lugar. Los balones se peleaban lo mismo a ras de césped, a media altura, que por todo lo alto, buscando siempre ser mejor que el adversario; no obstante la diferencia de puntos en la tabla general, en la cancha la situación era menos dispareja.

   En el medio campo americanista, Guido Rodríguez se convirtió en un gran soporte, llevando siempre los balones al frente pese al acoso constante de los rivales. El argentino de 25 años se convirtió así en una pieza elemental de los visitantes, que no cedían en su empeño.

   Henry Martin era otro americanista que seguía batallando en la delantera, y los potosinos –como Nicolás Ibáñez- se multiplicaban tratando de frenarlo a toda costa. Sabían que cualquier descuido podría influir en el marcador, que luego sería muy difícil de volver a emparejar.

   Al minuto 22, otro susto para Felipe Rodríguez, pero el Atlético San Luis se resistía a rendirse ante la presión del América. Ya habían soportado la mitad del trecho en ese primer tiempo y Luis Francisco García Llamas, el debutante técnico local, sentía que podía sacar al menos un punto.

   Nadie deseaba doblegarse, por eso partido se volvía friccionado, pasaba de la pelea futbolística a la artimaña antideportiva, y ello obligaba al árbitro a pedir un poco de calma. De repente, los propios jugadores del San Luis lo desobedecían para manifestarle su desaprobación a aquel gol anulado. 

   Entre tanto, Roger Martínez continuaba con sus desbordes permanentes por toda la banda izquierda, pero los centros eran –una y otra vez- neutralizados. Los balones en lo alto, por ejemplo, los capturaba con seguridad Felipe Rodríguez, el portero del Atlético San Luis.

   El colombiano acaparaba las movilizaciones en la delantera americanista: Gritaba, exigía, se enfadaba y volvía a calmarse; en ocasiones se cobraba las entradas fuertes siendo un poco duro con los defensas, que pedían faltas, algunas de las cuales el árbitro terminaba por conceder.

   Cuando las arengas de Martínez surtían efecto, el joven Antonio de Jesús López le hacía segunda, apoyando, y subiendo cada vez más, atreviéndose a enfrentar a los defensores potosinos. El mexicano de 22 años estaba resuelto a aprovechar la oportunidad que le dieron de comenzar en la alineación.

   Francisco Sebastián Córdova se encargó de cobrar los tiros de esquina del América desde la punta de la derecha: Acomodaba, afinaba, visualizaba e intentaba precisar lo más posible los envíos, sin embargo, sus centros al área enemiga no alcanzaban a surtir el efecto esperado.

   Los recursos técnicos dispuestos por los delanteros amarillos salían de la imaginación de manera espontánea, aunque a veces terminara en una estéril chilena. Roger Martínez era de los que más metía balones, pero el resultado infructuoso lo seguía desesperando cada vez más.

   Al minuto 29, una nueva pelota con rumbo hacia el área: “Mía”, gritaba Rodríguez, para terminar quedándose con ella en medio de los atacantes americanistas. Atrás, butacas solitarias atestiguaban en silencio el acoso visitante, y la efectiva resistencia local que mantenía el 0-0.

   San Luis también ofrecía destellos en la delantera, con acometidas de diversa manufactura y autoría, pero la zaga americanista estuvo siempre atenta. Uno de los más constantes fue Unai Bilbao; el español de 25 años trataba a toda costa de penetrar la nutrida defensa “águila”.

   Luego de una entrada más fuerte de lo normal, Matías Catalán se hizo acreedor a una amonestación que –como era de esperarse- no aceptaba; el argentino nacionalizado chileno, consideraba que su tarjeta amarilla era demasiado rigorista: Corría el minuto 34 del primer tiempo.

   Por el extremo izquierdo, las constantes embestidas de Roger fueron la pesadilla de la defensa del San Luis, aunque seguían sin reflejarse en el marcador. A empellones, Andrés Ibargüen trataba –a su vez- de no dejarle todo el trabajo a Martínez, e igualmente buscaba las penetraciones.

   En algún momento, el joven Córdova también se cansó de tanto acoso que llegó a convertirse en faltas, y a algunos adversarios terminó por hacerlos morder el polvo; fue el reflejo de lo peleado que estuvo el partido en el “Alfonso Lastras”, a pesar de que se careció de la habitual motivación que significa el público.

   En los instantes álgidos del juego, cuando las infracciones y los reclamos subían de tono, el silbante Yair Miranda usó el diálogo para tratar de mantener la cordura y propiciar un buen desarrollo del encuentro. Los americanistas estaban tensos por no poder anotar, y los potosinos no olvidaban la invalidación de su tanto.

   Luego de otorgar 120 segundos de compensación, a los 47 minutos de juego el silbante Miranda se vio envuelto en otro alegato, marcó una falta a favor del América y aunque derivó en un tiro de esquina, prefirió recoger el balón y llamar entonces al descanso de medio tiempo. 

   Por momentos la lluvia hizo su aparición, pero se retiró enseguida, dejando su paso al frío, que en la cancha empezó a aumentar. A las 8:03 de la noche comenzó el segundo tiempo, lento y aletargado; Memo Ochoa no quiso correr riesgos, poniéndose a calentar, porque las ausentes llegadas a su marco lo tenían inactivo.

   Patrocinadores, ejecutivos, y una gran mayoría de periodistas deportivos, volvieron a tomar sus lugares en las tribunas y en los palcos; apenas una mínima parte del estadio “Alfonso Lastras Ramírez” fue ocupada. El vacío era evidente, tanto afuera como adentro del campo. 

   Minuto 5 de la segunda parte (50 de tiempo corrido), la insistencia americanista pareció rendir deliciosos frutos: Luego de un tiro de esquina y un balón prolongado de cabeza, Roger Martínez aprovechó que estaba habilitado para empujar el balón y anotar el único gol.

   El argentino Guido Rodríguez volteó a su derecha para divisar de inmediato al árbitro asistente y con ello confirmar que había avalado el tanto; hasta que lo vio correr hacia el medio campo, levantó las manos en todo lo alto para festejar la anotación que a la postre les daría el triunfo.

   Después de abrir el marcador, el América siguió tocando la puerta del San Luis tratando de ampliarlo a como diera lugar. Por el extremo derecho Renato Ibarra tuvo peligrosas incursiones, como un disparo al minuto 52 que terminó en un espectacular vuelo del portero potosino.

   También Rodríguez tuvo incursiones ofensivas, pero solía regresar a tiempo a la zona defensiva para apoyar a contener los pocos embates que el Atlético San Luis tuvo en la segunda parte. Su  compañero Guillermo Ochoa reiteradamente le reconocía ese esfuerzo, con todo y que al minuto 71 el argentino sería amonestado por una falta sobre Ibáñez.

   Por momentos, los ánimos se encendieron, pero la situación no pasó a mayores: Solo algunos empujones, y a seguir jugando. Los americanistas estaban molestos porque al minuto 60 el silbante no decretó penalti tras una supuesta falta a Bruno Valdez, con todo y la revisión en el VAR.

   Vacío de aficionados pero también de violencia, el “Alfonso Lastras” atestiguaba la dilución de los minutos, con su equipo cayendo. El profesor Luis García sumó al cambio de Germán Berterame por Carlos Gutiérrez (realizado al minuto 56) otro más, en el 77, al sacar a Óscar Macías e ingresar a Óscar Benítez.

   A Roger cada que tomaba el balón los rivales lo asediaban hasta hacerlo terminar en el suelo. Luego, a los 72 minutos (de tiempo corrido) se quedaría sin uno de los principales acompañamientos en la delantera, cuando sustituyeron a Henry Martín e ingresaron a Rubén “El oso” González.

   Castigado, al igual que el estadio, el técnico del América: Miguel “El piojo” Herrera, veía el juego en la parte superior de la tribuna, enfundado en su clásico traje oscuro. Sin gente, ésta vez, sus jugadores sí alcanzaban a oír las instrucciones que lanzaba a gritos desde lo alto.

   Los embates de Martínez eran sucesivos, porque a toda costa pretendía ir por su segunda anotación en el cerrado partido. Con todo y la falta de aficionados americanistas, el colombiano andaba inspirado esa noche, y usando la velocidad solía taladrar la defensa contraria. 

   A los 79 minutos entró Nicolás Castillo y salió Sebastián Córdova; el América jugaría en la zona de arriba con Roger y Nico. Refrescada la ofensiva, un minuto después (al 80) surgiría otro disparo a la portería de San Luis, pero el portero Rodríguez se mantenía atento desviando la pelota.

   El ingreso del chileno Castillo le dio movilidad a la ofensiva del América, y al San Luis le produjo una amonestación en contra: A los 81 minutos el árbitro sacó la tarjeta de amonestación a Luis “El hueso” Reyes por una dura entrada en el borde del área. 

   Cuando el Atlético San Luis intentaba reaccionar, el América les demostró que se encontraba bien plantado en la cancha. Por momentos la lucha en el medio campo cobraba tal intensidad que no importaba evidenciar las faltas con tal de frenar al contrario e impedir cualquier avance.

   En general fue un encuentro disputado, pero limpio, y en los instantes en que se ponía más ríspido, las tarjetas amarillas seguían saliendo disparadas por el árbitro Miranda para ambos bandos. A los 91 minutos llegaría otro cambio del América: Ingresó Nicolás Benedetti y salió Andrés Ibargüen.

   En la parte ofensiva, Roger no paraba de introducirse, aunque parecía que la consigna era frenarlo a como diera lugar; el americanista por su parte estaba atento a evadir las fuertes barridas. A los 93 minutos le llegaría el momento de descansar, cuando el árbitro decretó el final.

   Al concluir el disputado partido, pese a la rivalidad en el terreno de juego, todos contentos: Saludos, abrazos, felicitaciones, y el infaltable intercambio de camisetas. Los potosinos reconocieron la superioridad del rival, y los americanistas admitieron que San Luis se defendió muy bien, para evitar más goles.

   Francisco Guillermo Ochoa, con todo y su trayectoria mundialista dio muestras de no perder la sencillez: Al final del juego charló amigablemente por varios minutos con su colega del San Luis, Felipe Rodríguez, mientras periodistas lo esperaban a su salida para la entrevista.

   La dinámica mostrada por Guido Rodríguez, gravitando por casi todas las zonas del campo, sorprendió a los reporteros, que lo asediaron al final. Lo mismo pasó con el joven Francisco Sebastián Córdova Reyes, quien dejó muestras de querer convertirse en la revelación americanista de la temporada.

   Abordado por reporteros, pero sobre todo por admiradores, fue el portero americanista: Sin sudadera, sin guantes y hasta sin short, terminó Memo Ochoa, cuando amablemente accedió a regalar su equipamiento a los chicos recoge-balones que se lo solicitaron, fueron ellos quienes más aprovecharon aquella noche de estar a solas con el grande.

FECHA DE PUBLICACIÓN: 30 DE OCTUBRE DE 2019. 

 

 

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