Amplio y complejo es el tema, desconocido para unos y cotidiano para otros: Hay los que creen, los que desean creer y los que afirman que nunca creerán. También quienes aseguran su existencia, conjuntamente con aquellos que lo descartan por completo, mostrándose escépticos al cien por ciento.
Cualquiera que sea el caso, hablar de lo sobrenatural y sus manifestaciones siempre será tema de polémica, pero sobre todo de investigación. Ese interés periodístico que nos llevó a visitar sitios y personas en las horas que -según se dice- suceden los fenómenos fuera de lo normal, y constatar por cuenta propia o por relatos de testigos, el acontecimiento, que luego sería plasmado en el libro "Valles y sus leyendas". Y de los cuales les mostramos las sinopsis de cada uno a continuación:
EL DEMONIO DE "OJO DE AGUA"
La historia se remonta muchos años atrás, décadas completas, y tiene su origen en un sitio intrincado, pegado a la sierra, en la comunidad de Ojo de Agua. La vivencia se ha transportado hasta nuestros días, como sucede casi siempre en el campo: De generación en generación, de pláticas de los padres a sus descendientes, y así sucesivamente; y los restos de aquel sitio -se cuenta- aún prevalecen entre la montaña.
LOS APARECIDOS DE "SAN ANTONIO"
En San Antonio Huichimal los habitantes difícilmente hablan del tema; la razón fundamental: El miedo; unos temen recordar las espeluznantes apariciones y otros no desean verse confundidos con brujos. Menos en una zona como la indígena de Valles, donde es común que ello suceda con quienes se atreven a contar de las apariciones del sacerdote decapitado, del pozo de los murmullos, y del esqueleto prehispánico.
En lo que ahora es la biblioteca “Alfonso Pérez”, es donde –afirmaron los vecinos- se sentía la presencia. El aula, construida en concreto y techada con lámina, tenía a sus costados un par de árboles de “haba”, término tének con que el que los indígenas se refieren a un raro ejemplar al que en sus hojas le crece una especie de heno, y que con ello le daba todavía un aspecto más lúgubre.
LA GRINGA DEL "COVADONGA"
Con la apertura de la carretera nacional 85, floreció la hotelería en Valles. Uno de los hoteles más famosos lo representó el “Covadonga”; pero cuando fue expropiado por el Gobierno Federal, las instalaciones terminaron en el abandono, siendo víctimas de la rapiña y avivando una serie de leyendas que involucran acontecimientos extraños.
LA LLORONA DE "SANTA ROSA"
El rugir del río “Valles” a unos cuantos metros y los grandes árboles balanceando sus ramas a orilla de la corriente, se entremezclan para formar un siniestro panorama en la obscuridad. A cinco kilómetros al noroeste de Valles, la colonia “Santa Rosa” es reducto de las historias de hechos sobrenaturales, con la misteriosa mujer que deambula por el rumbo vestida de blanco, como protagonista principal.
LA CASA AZUL
Quienes la conocen le llaman simplemente así (“La casa azul”), en referencia al color del que estuvo pintada, y que todavía se nota agudizando la vista desde la parte frontal. La hierba ha crecido, el camino sobre una pendiente se vuelve estrecho y peligroso, mientras que las enredaderas cubren gran parte de los diminutos escalones. La negrura de la noche da el aspecto preciso que corresponde a un sitio en donde –según aseguran vecinos- espantan y se generan apariciones tenebrosas.
EL CORRALÓN DE LOS LAMENTOS
De los primeros que había que cuidarse era de los perros, bien lo advertía un anuncio en la entrada; luego la portezuela daba el recibimiento tétrico con un rechinido. Con cierto recelo –como pasa casi siempre con las personas que están a punto de contar sus experiencias sobrenaturales- doña Nieves Padrón accedió a platicar los hechos sorprendentes de que había sido testigo en el sitio que cuidaba desde hacía varias décadas.
EL MONSTRUO DE "TANTOBAL"
Una noche oscura, pocos clientes –como habitualmente sucedía entre semana-, una buena charla con el compadre; parecía que ya era tiempo de retirarse a descansar y dejar que para el día siguiente la situación mejorara. El taxista Leopoldo Castillo Morales todavía quiso jugarse su última opción en busca de obtener ganancia, cuando aquel hombre de aspecto campirano les marcó el alto; “a ver si aquí me repongo”, pensó.
Tal vez fue el despiste que origina una larga parranda, lo que al cliente le hizo pedir el servicio a pesar de que en apariencia el automóvil venía ocupado. “¿Qué compadre… me acompaña?”, propuso. Y es que el destino era lejano: “San Pedro de las Anonas”, ejido al pie de la sierra de Aquismón. El campesino no esperó mucho la respuesta ni tampoco parecía tener ganas de regatear, enseñó unos billetes, se acomodó y pronto ya roncaba.
Así que la conversación entre el taxista y su compadre no sufrió interrupción alguna; de los ahijados y de las comadres fue de lo que menos se acordaron, porque la plática estaba encaminada a rememorar muchas de las aventuras vividas juntos. Pero seguramente ninguna vivencia anterior sería como la de esa noche.
EL PERRO DE "EL GAVILÁN"
Trabajar a elevadas horas de la noche detrás de un volante, puede ofrecer muchas sorpresas; no solo agradables sino también de las que erizan la piel porque en ocasiones la lógica no parece corresponder a lo que ven los ojos. Cuando las sombras caen sobre la ciudad, el taxista que anda inmerso en su labor no se preocupa demasiado por imaginar que en algún momento o en determinado lugar, lo inexplicable lo dejará pasmado.
Así pasó aquella noche de finales de los noventas con Juan Pablo Guzmán; a bordo de su taxi (el 689) se dirigía al fraccionamiento “Lomas de Santiago” -al sur de la ciudad- a cumplir con un viaje, sin imaginar siquiera que en unos minutos sería protagonista de un encuentro lleno de riesgo y miedo, pero sobre todo carente de una explicación.
EL NIÑO DE LAS CANICAS
La historia comenzó a mitad de los noventas en el fraccionamiento Norte Residencial. La dueña de la casa, a quien llamaremos simplemente “La Güera”, empezó a ser testigo de una sombra que deambulaba por el lugar; la presencia extraña se combinó con la serie de acontecimientos igual de raros: “De repente empezaron a lanzarme pequeñas piedras, y después canicas…muchas canicas”.
LOS TESOROS DE LA "MORELOS"
De los antepasados hasta nuestros días, son recurrentes las versiones de que el rumbo donde se ubica la colonia “Morelos”, era cruzada por un camino real en tiempos de la Revolución. Tal vez de ahí se explique el andar de la carreta que por las noches pasa sobresaltando a los vecinos; muchos la oyen pero nadie la ve.
LAS BRUJAS DE "TANZACALTE"
Justo es aclarar de inicio que estos extraños seres con poderes fuera de lo común –generalmente encausados al mal- a los que llaman brujas, no pertenecen en sí a esta comunidad al norte de Valles, sino a otros ejidos vecinos de donde llegan para hacer de “Tanzacalte”, una especie de centro de reunión. Ahí, en ese lugar, muy cerca de la escuela primaria es donde los vecinos las detectan con frecuencia.
LOS AHOGADOS DE "MICOS"
Las cascadas de “Micos” están convertidas en el paraje vallense de mayor atractivo y asistencia de vacacionistas. De día los autos con paseantes llegan en gran cantidad –sobre todo en temporada de asueto- a este sitio a 20 kilómetros de la ciudad; las siete caídas de agua y sus lechos para nadar, llaman la atención de los expedicionarios, quienes llegan atraídos por la frescura del lugar.
Pero conforme empieza a alejarse la tarde se prepara el retiro de los asistentes; aunque la noche no haya caído todavía, el follaje de la enorme cantidad de árboles ensombrece desde temprano el lugar. Pocos son los que se atreven a esperar el arribo nocturno, sobre todo en la medida que van en aumento la serie de versiones respecto a las apariciones en la ribera del riachuelo.
LA PREPA DE "LAGUNA"
El sitio es legendario por naturaleza; hablar del lugar donde pasó sus últimos minutos de vida un poderoso hombre de mitad de siglo pasado no podría ser de otra manera. Ahí estuvo la hacienda del creador del profesionalismo en la Liga Mexicana de Beisbol, dueño del Parque Delta y del periódico Novedades, momentos antes de perecer en un accidente de aviación en la Sierra de Tanchipa el 7 de marzo de 1955.
Jorge Pasquel Casanueva fue el dueño de lo que después se conoció como la preparatoria “Juan José Ortiz Mazo”, llamada así en honor del padre del alcalde Juan José Ortiz Azuara, quien el 4 de junio de 2002 inauguró en el ejido “Laguna del Mante” el plantel junto con el gobernador Fernando Silva Nieto. Desde la etapa de rehabilitación del edificio, las versiones sobre hechos inexplicables se acrecentaron.
EL CAMPESINO Y EL NAHUAL
A finales de los noventas, el recordado profesor y comunicador Elías Paulín Lara convirtió el noticiero de la 1 de la tarde de la radiodifusora XEIR, en un programa de ayuda social; ahí recibiría innumerables peticiones y ofrecería un sinfín de ayuda, pero hay un caso que –en su momento- rememoraría con asombro:
Un día llegó a la emisora un campesino del ejido “Tampaya” –ubicado al suroeste del municipio- mostrando un serio problema infeccioso: Se le desprendía la piel cual si fuera lepra, y su aspecto y olor le provocaban el rechazo de la gente y en el Hospital General se mostraban reacios a atenderlo. De acuerdo a lo señalado por el propio campirano, todo había comenzado desde 15 años atrás, cuando una especie de tecolote se había posado sobre su cabeza.
EL ÁNIMA DEL ARROYO
Don Roberto Vitales Almazán tenía más de 30 años viviendo en “Lomas Oriente”; durante ese tiempo había visto crecer esa colonia y fue sido testigo junto con su familia, de la manera como el sector iba poblándose –poco a poco- de casas y residencias. Las grandes moles de concreto se levantan por doquier allá en el rumbo sur, pero todavía hay dueños de ciertos lotes que no les dan utilidad y dejan entre el conglomerado de viviendas, lotes baldíos, pero sobre todo un arroyo, justo en el sector colindante con la “Bellavista”.
De oficio chofer, había escuchado historias de aparecidos. No había sentido temor alguno, a pesar de que en alguna ocasión –mientras conducía su pesada unidad- también le había parecido verla en su transitar sobre la carretera federal de Valles a Tampico, por el rumbo de Tamuín (adelante de “El Huiche”). Pero cuando sus vecinos empezaron a recurrir constantemente a la versión de que por su casa se aparecía una mujer que andaba penando en el arroyo, entonces le puso atención al relato, y la inquietud se apoderó de él.
LA CASONA DE LAS SINFONOLAS
Estar en el primer cuadro de la ciudad no dejaba exento el lugar de su aspecto tenebroso. Un árbol enorme lleno de largas guías y enredaderas que llegaban hasta el suelo y se confundían con la hojarasca que aparecía por doquier, hacían casi impenetrable el ingreso a esta casa abandonada; una serie de sinfonolas apiladas en el frente, reforzaban el aspecto de abandono total.
La soledad se percibía por doquier, como una especie de “monstruo silencioso” en el que estaba convertida la casona conforme le iba cayendo encima la noche. Justo en el momento en que los peatones que avanzaban hacia el norte sobre la calle “Madero”, preferían cambiar de acera, porque los ruidos nocturnos se volvían cada vez más constantes, junto con la misteriosa inquietud de las hojas. Unos vecinos decían que eran gatos o ardillas, otros preferían no arriesgarse a descubrir la causa.
LOS DUENDES DE "LOMAS"
Las versiones sobre el paso de duendes -en la dirección que siguen las torres y las líneas de alta tensión- frente al fraccionamiento “Lomas de San José”, son recurrentes. Sin embargo, pocos se atreven a hablar del tema, debido principalmente al temor de ser criticados por aquellas personas para quienes lo sobrenatural no forma parte de la realidad.
Pero Luis –un joven de 23 años- accedió a narrar su experiencia con estos extraños seres, y luego, aprovechando la asombrosa facilidad y rapidez para dibujar, trazó en una hoja de papel la apariencia de ese “hombrecillo” que una madrugada de 2003 atravesó la pared de su cuarto y lo dejó inmovilizado del susto. Para entonces, el duende ya se había aparecido a su papá y después fue visto por un hermano suyo.
LOS FANTASMAS DEL SEGURO
Cuando las nuevas instalaciones del hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social en Valles se convirtieron en un hecho, se trajeron consigo la tradicional leyenda de “La planchada”. Pero ya en el nuevo milenio, a “la planchada” se sumaría otro misterioso personaje más: El niño del elevador, que se aparece solamente a unos cuantos, pero que “se encarga” de poner en funcionamiento el ascensor, y en no pocas ocasiones, de asustar desde doctores hasta guardias de seguridad cuando el aparato se activa inexplicablemente.
AQUELARRE EN LOS AQUICHES
Sobre el Circuito Carretero Indígena, Los “aquiches” forman una larga fila, casi como un cercado natural, frente a los sembradíos de caña, y a un costado de un largo camino de terracería, el mismo que durante el día en temporada de cultivo y zafra es frecuentado por tractores y camiones recolectores. De noche, la oscuridad es total, muy apropiada para reuniones muy “sui-géneris”.
Al menos eso fue lo que conocedores de costumbres y fenómenos sobrenaturales emitieron como teoría a lo encontrado entre aquellos senderos debajo de los “aquiches”: Ahí, en medio de la nada, y sin explicación razonable fueron surgiendo ante la vista –unos frente a las otras, y más allá- brasieres, bikinis, pantaletas y tangas.
EL MANANTIAL DE "SANTIAGUILLO"
Escondido detrás de la curva de la ruta federal, desde arriba el pozo asemeja un peculiar ojo azul, son pocos los que conocen del sitio, a pesar de su sorprendente accesibilidad; el olor es singular. La gente acude con regularidad motivada por sus creencias, aunque el entorno misterioso ha hecho huir a más de uno cuando ha descubierto en sus orillas las diversas cruces construidas con palizada.
LAS HUELLAS DE COPPEL
Durante el día, las tiendas de la cadena Coppel en Valles suelen estar llenas de gente, pero conforme cae la noche, los inmuebles retoman la tranquilidad, aunque no siempre la paz reina en todos los rincones. Y es que las versiones de acontecimientos extraños señalan todo lo contrario, sobre todo en ciertas épocas.
LAS OFICINAS DE LA MUERTE
En la esquina de Bulevar y Frontera las versiones de que fantasmas recorren el lugar resultan recurrentes; empleados aseguran haber visto a una niña entre los pasillos, cuando las oficinas se quedan desiertas, y escuchan ruidos a los que no les encuentran explicación. Igual de inexplicable como la sucesión de muertes.
LOS MISTERIOS DE "LA AGUAJE"
En la pequeña comunidad comentan: “Aquí siempre se pierde la gente y no sabemos por qué, es como si estuviera encantado”. Los relatos de puertas dimensionales se entrelazan con los de avistamientos de ovnis, y la presencia de seres extraterrestres parecería reforzarse en la interpretación de los grabados en el interior de la “Cueva de los monos”.
ALARIDO ANTES DEL SUICIDIO
El 4 de octubre de 2020 en pleno centro de Valles un hombre se había quitado la vida, pero la tranquilidad del sector se había trastocado dos noches antes: “Los perros estuvieron ladrando y aullando, y luego una lechuza anduvo volando por aquí, haciendo ruidos extraños; también se escuchaban sonidos como si arrastraran los pies”.
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