Diez años después de su muerte, cuando sus cenizas han quedado esparcidas en el infinito, las loas, elogios, reconocimientos, y demás muestras de sinceridad y también de hipocresía política van surgiendo, tantas y tan atropelladamente que por momentos hacen olvidar los capítulos polémicos rayando en el escándalo, que el ex gobernador Carlos Jonguitud Barrios protagonizó.
CACICAZGO EN EL SINDICATO MAGISTERIAL
El también ex líder magisterial llegó al poder con la capacidad de desplazamiento que su fuerza dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) le permitía. Fue así como dejó con las ganas a Gonzalo Martínez Corbalá de dirigir los destinos de su estado natal después de años anhelándolo. Y en 1979, le quitó el lugar para competir por la gubernatura.
Sin adversario aparente contendió en las elecciones correspondientes, obteniendo 537 mil 757 votos, lo que le dio además la garantía para convertirse en el hombre fuerte del estado en materia política. Entendiendo bien el refrán de “el buen juez por su casa empieza” fue la Huasteca Potosina –de donde era originario- en donde empezó a mostrar su carácter infranqueable, sobre todo ahí donde la oposición podía echarle a perder sus planes.
PREGONADO FRAUDE ELECTORAL EN VALLES
Ciudad Valles, 2 de diciembre de 1979: Más de 30 mil vallenses acudieron a las urnas a sufragar; los candidatos eran Xavier Salvador López Cárdenas del –desaparecido- Partido Demócrata Mexicano (PDM), y Rafael Piña González del Partido Revolucionario Institucional (PRI); la enorme asistencia a su mitin de cierre de campaña, y la marcada aceptación popular, anticipaban un triunfo para el primero.
A lo largo de la jornada, representantes de López Cárdenas denunciaron una serie de violaciones electorales, máxime cuando los conteos preliminares favorecían al PDM y –extrañamente- las actas oficiales daban el triunfo al PRI. Vigiladas por policías del gobierno y simpatizantes de ambos partidos, las urnas fueron depositadas en Palacio Municipal durante una semana.
Según los pedemistas esto fue aprovechado para que miembros del partido oficial hurtaran las ánforas y les cambiaran los resultados. El Congreso del Estado hizo público el triunfo de Rafael Piña por una mínima diferencia, al tiempo que la inconformidad opositora crecía, enarbolando la bandera de un fraude electoral; finalmente el último día de 1979 el priísta fue investido como presidente municipal para la administración 1980-82.
El arribo de Piña González al poder se hizo de manera simbólica y se vio obligado a despachar en el hotel "Casa Grande" (hoy Mission), debido a la toma de la plaza principal y del palacio por los “lópez cardenistas”. Durante los días siguientes, contingentes de pedemistas recorrieron la ciudad exigiendo respeto al voto, llegando a tomar la radiodifusora XETR al considerar que falseaba la información.
El 3 de enero, una turba enardecida lanzó piedras y palos hacia el inmueble donde se asentaba provisionalmente el gobierno “piñista”. Guardaespaldas del alcalde electo -encabezados por Guadalupe "El matón" Almaguer- y policías judiciales, replegaron a los manifestantes por medio de las armas, varios autobuses fueron perforados, estudiantes quedaron heridos y otros encarcelados.
Xavier López Cárdenas consideró entonces que la lucha había tomado un camino equivocado y no estaba dispuesto a permitir que se perdieran vidas humanas. Piña González fue llamado a San Luis por el gobernador Carlos Jonguitud Barrios ante el fracaso de su secretario general de gobierno, Héctor González Lárraga, en su intento de resolver el conflicto.
Entre el 6 y el 8 de enero de 1980 se acordó la integración de un cabildo con ocho regidores priístas y cuatro pedemistas (Manuel Galindo, Rubén Martínez, Jesús Hernández y Rafael Moctezuma); además de la concesión de tres departamentos municipales para el PDM: Obras Públicas (Gustavo Enríquez), Tesorería (Armando Castilleja), y Subdirección de Policía (Jorge González).
Con ello, Jonguitud Barrios dejaba aplacado el problema, y recordando que una buena parte de aquellos inconformes eran estudiantes, se congració en el sector en octubre de 1980 al gestionar la instalación del Instituto Tecnológico Agropecuario número 22, antecesor del actual Instituto Tecnológico de Valles. Lo mismo hizo tiempo después con los estudiantes del Conalep, a quienes construyó edificio nuevo, en 1984.
IMPOSICIONES DENTRO DEL PRI VALLENSE
Pero en la política local volvía a la carga, y no solamente como gobernante, en cuestiones externas de su partido, sino también en calidad de jerarca priista del estado, hacia el interior del Revolucionario Institucional: Eligio Quintanilla González, en una entrevista realizada en 2006 recordó cómo años antes, entre sus muchos avatares de la política, tuvo su personal encuentro con Carlos Jonguitud.
Corría el año de 1986 y era la primera vez que como miembro destacado del PRI, Eligio sentía los merecimientos para ser el candidato oficial a la presidencia municipal de Valles, participando de manera interna en una consulta a la base militante contra Valente Salazar Thedaldi, José Guadalupe Rojas Vázquez, Abraham Camarillo Martell y Margarita Bacconnier Ocejo.
“Y yo gané, pero Carlos Jonguitud Barrios que era el gobernador y tenía el poder político en sus manos, quería que el presidente municipal fuera un profesor como él, e impuso a Miguel Romero (Ruiz Esparza), quien luego sería el alcalde. Los que participamos en la consulta apoyamos entonces a Margarita Bacconnier como candidata independiente, cuando aquellos famosos engomados en las boletas”, rememoró.
LA CAÍDA Y EL OLVIDO
Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia de la República, el poder político de Jonguitud Barrios se destruyó, aún así apareció en escena en 1996 en un acto en Ciudad Valles, previo a las elecciones de gobernador del estado, dónde ante reporteros que lo abordaron en el “Hotel Valles” se apresuró a acotar “no vengo a alborotar la gallera”. En 1997, con Fernando Silva Nieto en el poder estatal, volvería a aparecerse.
Ya en el 2000 (el 22 de enero) invitado por aquel co protagonista del escándalo de 1979: El ex alcalde Rafael Piña González, hizo acto de presencia en una residencia del fraccionamiento “Valle Alto”. Ahí fue recibido por el ex presidente municipal, y de inmediato se desmarcó de cualquier versión que supusiera el retorno del “jonguitudismo”, tomando en cuenta que para entonces deseaba ser senador.
Ante reporteros desmintió el rumor que por muchos años circuló derivado de aquel capítulo del 79, de “haber comprado” al candidato del PDM, Xavier López, para permitir el arribo del gobierno de Piña. Lo que también llamaría la atención –pocos días después- fue una rueda de prensa convocada por el propio Piña, donde insultó a López Cárdenas, quien por ese tiempo ya se perfilaba como candidato a la alcaldía, otra vez.
Al paso del tiempo, la presencia de Jonguitud Barrios fue extinguiéndose, hasta que seis años después, los diputados del Revolucionario Institucional –partido que para entonces había sido desplazado en muchos gobiernos, incluyendo el estatal- deseaban rescatar algo que les diera un poco de notoriedad. Fue así como propusieron al ex gobernador como candidato a la presea “Plan de San Luis” 2006.
CAPRICHO PRIISTA Y CUESTIONADA PRESEA
Ahí tendría que librar, en ese terreno tan sui-géneris, una nueva batalla contra otro vallense (de arraigo), aunque fallecido: el caso del artista Fernando Domínguez García, quien también competía por la distinción. Diputados locales de partidos opositores al PRI denunciaron una maquinación política que evitaría entregarla post-mortem, relegando la propuesta de Domínguez García, y dejar así el camino libre para que la recibiera Jonguitud Barrios.
Y es que en ninguno de sus siete puntos que formaban las bases, el documento señalaba que estuviera prohibido entregar la medalla a una persona finada; de hecho el otorgamiento post mortem ya había sido realidad en una ocasión –en 1989- cuando la recibió a manera de homenaje Graciano Sánchez Romo. Al final –en abril de 2007- Fernando Domínguez ganó la presea.
Finalmente también el capricho priista se cumpliría, pero hasta cuatro años después, a una semana de su muerte (el 22 de noviembre de 2011), cuando el 30 de noviembre su hija Guadalupe Jonguitud resultó la receptora de la presea por el Congreso Estatal; el Secretario General de Gobierno, Cándido Ochoa; y el magistrado Álvaro Eguía Romero, en representación del Poder Judicial.
El otorgamiento generó diversas protestas, entre ellas de un grupo de maestros agrupados en el Consejo Estatal de Lucha Magisterial que se manifestó dentro del Congreso, y denunció la represión que se vivió durante ese gobierno en San Luis Potosí (1979-1985). La manifestación causó la interrupción del evento, y era liderada por el profesor Carlos López Torres, y por Miguel Ángel Wong, de la Coordinadora del Movimiento Amplio Popular.