Sobre la carretera estatal de Ciudad Valles a El Naranjo, es imposible no enriquecer la experiencia de la ruta de las aguas azul turquesa con la refrescante visita a esta cascada de más de cuarenta metros, que son el fondo perfecto para cualquier postal impresionante; pero lo mejor de todo es que puedes ingresar a cualquiera de sus enormes pozas, lanzarte clavados, o simplemente solazarte con el panorama, adornado por aves de la zona.
Se llega tras dejar la ruta asfaltada y avanzar tres kilómetros y medio, primero en una ruta antigua llena de curvas (hacia el poniente), y luego por un transitable sendero de terracería entre cañaverales. Después del paso por la taquilla, trescientos metros de escalinatas en piedra nos dejan frente a “Minas viejas” con su caída de 45 metros, cuyas aguas reposarán enseguida en la apacibilidad de la inigualable tonalidad azulosa de sus lagunas.
Entonces se puede elegir disfrutar de su lecho o reposar en las zonas sombreadas, acompañados de mansos patos que ahí nadan con tranquilidad; lanzarse desde un pequeño risco, bañado por la cascada; o -concertado con anticipación el servicio- un emocionante descenso en rapel. En el camino intermedio (puede ser al regreso) vale la pena aprovechar la existencia de un rústico mirador desde donde se domina el panorama.
La afluencia que cada vez se registra en mayor grado en este sitio turístico, apartado al noroeste de la Huasteca Potosina (en el municipio de El Naranjo), ha propiciado el desarrollo de amplias áreas de estacionamiento, comedores rústicos y servicios sanitarios, así como vendimia diversa. De manera adicional, la belleza de la Cascada de Minas Viejas –a la par con la de El Meco- también ha despertado el interés de agencias publicitarias, para filmar ahí comerciales, como pasó en 2019 con el de aceite Nutrioli.